La piel es el órgano más grande del cuerpo humano, cumpliendo numerosas funciones de relevancia. Podemos mencionar: inmunológicas, endócrinas, mantenimiento del medio interno y de protección del medio externo, entre otras.
El sol es imprescindible para que haya vida. Es necesario, por ejemplo, para la síntesis de vitamina D, la cual previene el raquitismo y la osteoporosis, 10 minutos al día en rostro y brazos son suficientes para esto; estimular la síntesis de los neurotransmisores cerebrales responsables del estado anímico (quizás por eso se relaciona a los países cálidos con la alegría y a los países fríos con la seriedad y la depresión), y mejorar algunas enfermedades de la piel (helioterapia). No obstante se debe tener en cuenta las desventajas e inconvenientes que tiene una exposición excesiva al sol sin protección.
Para protegerse de los efectos nocivos del sol, la piel produce melanina. Esta sustancia impide que las radiaciones ultravioletas (RUV), presentes en los rayos solares, penetren en las células. La melanina da el color a la piel, y su producción se estimula con la exposición solar. Esto varía según el tipo de piel, siendo deficiente en personas de piel clara, por eso les cuesta broncearse.
LAS PERSONAS DE PIEL CLARA, AL PRODUCIR MENOR CANTIDAD DE MELANINA, TIENEN MÁS RIESGO DE SUFRIR CÁNCER DE PIEL.
En función de la respuesta de la piel a la acción solar, ésta se clasifica en los llamados fototipos cutáneos, siendo la escala más usada la de Fitzpatrick.
Fototipo I: piel ++ clara, muy sensible, siempre se quema. Nunca se broncea
Fototipo II: piel + clara, se quema fácilmente, se broncea mínimamente
Fototipo III: piel clara, se quema moderadamente, se broncea gradualmente
Fototipo IV: piel -clara, se quema mínimamente, se broncea
Fototipo V: piel obscura, raramente se quema, se broncea intensamente
Fototipo VI: piel + oscura, nunca se quema, profundamente pigmentada
Radiación solar
La luz del sol se descompone en distintos tipos de radiaciones que según su longitud de onda se clasifican en: espectro de luz visible, infrarrojas y ultravioleta (UBA- UVB- UVC). Los rayos UVC tienen la longitud de onda más corta, son las de mayor energía y por tanto con mayor capacidad de producir quemaduras, pero no llegan a la superficie terrestre porque son retenidos por la capa de ozono.
Los dos tipos de rayos solares que pueden ocasionar daños en la piel son los ultravioleta A (UVA) y los ultravioleta B (UVB).
Los rayos UVB producen enrojecimiento o eritema de la piel cuando se expone al sol, penetran en la epidermis y estimulan a los melanocitos ,células de la piel que producen la melanina, sustancia que da el color bronceado a la piel. Los rayos UVA afectan las capas profundas de la piel, son más intensos que los UVB y causantes de fotoenvejecimiento y cáncer de piel.
LOS HÁBITOS SOLARES DE BUENA PARTE DE LA POBLACIÓN NO SON CORRECTOS.
Aunque en general la sociedad actual relaciona la exposición al sol con salud y bienestar y el culto a la estética considera que el bronceado es un signo de belleza, el sol puede provocar trastornos. Después de una exposición solar inadecuada las quemaduras solares, enrojecimiento de la piel con o sin ampollas, son efectos visibles, pero hay otros que se manifiestan más tardíamente. Manchas que las personas relacionan comúnmente que son producto de la edad, algunos cánceres de piel, como así también alteraciones en el sistema inmune, son causados por las radiaciones solares. Es conocida la aparición de herpes facial o labial con la exposición al sol.
Los efectos nocivos del sol en nuestra piel, son dependientes, entre otros factores, de la duración y la frecuencia de la exposición, del tipo e intensidad de la radiación y del fototipo cutáneo.
El daño solar es acumulable e irreversible. Exposiciones reiteradas y excesos de sol tienen efectos nocivos a largo plazo para el ser humano.
Las personas que han abusado del sol son más propensas a tener con el tiempo, manchas en la piel, envejecimiento precoz, arrugas, cataratas y cáncer cutáneo. El número de casos de cáncer de piel aumenta en el mundo, debido a la exposición inadecuada al sol y el uso de camas solares.
Si bien existen varios tipos de cáncer de piel, los relacionados con la exposición solar son el melanoma y los carcinomas cutáneos.
En ambos tipos, el principal factor de riesgo implicado en su desarrollo son las radiaciones solares (RUV) en la piel.
Los RUV son capaces de producir mutaciones en el material genético (ADN) de las células que componen la epidermis (capa más superficial de la piel) e impedir su reparación, iniciándose el proceso de carcinogénesis o formación de un cáncer.
Los rayos UVB son absorbidos por el ADN y causan alteraciones en el genoma de las células. Los rayos UVA también se absorben y se transforman en radicales libres, que alteran el material genético y saturan los sistemas defensivos de la piel. Por tanto, cuando las exposiciones solares son excesivas daños funcionales y estructurales, hacen que células anormales proliferen y se formen lesiones precancerosas, carcinomas o melanoma.
Además de la acción de las radiaciones solares, el riesgo que una persona tiene de padecer melanoma está incrementado por la existencia de antecedentes familiares de este tumor, la presencia en la piel de gran número de lunares, el padecimiento de quemaduras solares durante la infancia y adolescencia.
La forma de disminuir el riesgo de estos cambios cutáneos es proteger la piel del sol. Siempre tenemos que protegernos, tanto adultos como niños, hay diferentes maneras de hacerlo. Esto abarca el uso de protectores solares y otras medidas.
Es necesario conocer otros factores que influyen en la acción del sol sobre la piel. Así, debemos tener en cuenta que cuanta más alta es la zona geográfica donde estamos, más intensa es la exposición. Por cada 200 m. que se asciende, se incrementa en el efecto de la radiación un 5% La oblicuidad de los rayos solares con la tierra según la estación también influye; la latitud del lugar (es más intensa en el ecuador) y el momento del día. Cuando el sol se encuentra en su punto más alto es cuando mayor cuidados hay que tener. Esto se produce durante las horas previas y posteriores al mediodía. Ahí es cuando el índice UV es más elevado y es por este motivo que hay que evitar exponerse entre las 10 y las 16 horas. Una forma práctica para cuidarnos es evitar la exposición cuando la proyección de nuestra sombra es menor que nuestra altura. El clima también influye, ya que la lluvia y las nubes absorben parte de las radiaciones. Otro factor a considerar es el tipo de superficie donde estamos, ya que la nieve refleja hasta el 85% de los rayos, la arena seca hasta el 17%, el agua un 5% y el asfalto un 2%,
Las radiaciones ultravioleta del sol se pueden combatir utilizando prendas de vestir adecuadas y aplicando correctamente productos de protección solar.
Es importante no confiar solamente en el protector solar para protegerse. El concepto de fotoprotección implica comprender que el tipo de piel indica en parte la sensibilidad a los rayos solares (piel más clara, que se quema fácil y que es difícil de broncear, tiene más riesgo); que las medidas de protección más importante es una conducta de moderación de la exposición al sol. Los filtros o cremas con protección solar son sólo un complemento dentro de la gama de medidas de protección.
Además del uso de protector solar, la ropa es una herramienta excelente. Es recomendable el uso de ropa adecuada; camisas de manga larga y pantalones largos, ropa suelta, de tejido bien tupido. Cuanto más tupido sea el tejido, mayor protección ofrecerá la prenda de vestir. Existe ropa especial que protege la piel absorbiendo los rayos UV. Sombrero de ala ancha que pueda proporcionar sombra a toda la cara. Para proteger los ojos cuando nos exponemos al sol, es necesario utilizar anteojos con cristales que absorban la radiación ultravioleta (con filtro UV certificado), para cualquier persona de más de un año. Estas medidas están avaladas por la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD)
El sol y los niños
Los niños deben especialmente protegidos al estar al sol. Es importante enseñarles a protegerse del sol desde pequeños. Las quemaduras solares en la infancia, tienen consecuencia a largo plazo. Tener en cuenta que el daño provocado por el sol es acumulativo e irreversible y comienza en la niñez con las primeras exposiciones.
Deben estar cubiertos con ropa, anteojos de sol y sombreros. Además, deben mantenerse alejados del sol durante las horas de máxima luz solar.
Los protectores solares son seguros para la mayoría de los niños pero es recomendable usar productos diseñados para ellos que contengan zinc y titanio (orgánicos), ya que tienen menos químicos que pueden irritar la piel. Hay que renovar periódicamente el producto, sobre todo si se está mucho tiempo en el agua.
Los niños menores de 1 año deben evitar el sol directo y usar ropas adecuadas. Recién a partir de los 6 meses de vida pueden utilizarse protectores solares
Protectores Solares
Estos métodos de fotoprotección abarcan la aplicación tópica de protectores solares en forma de cremas, lociones, geles o soluciones que contengan una cantidad conocida de sustancias químicas y/o físicas con capacidad de absorción, que dispersen o reflejen las radiaciones ultravioletas (RUV) evitando la penetración cutánea de estos rayos. Existen numerosas pantallas solares químicas capaces de absorber las RUV (tanto UVB como UVA); sin embargo, muy pocas se asocian con un espectro de absorción óptimo y se conoce como pantallas solares combinadas
Los protectores solares asocian indefectiblemente con los productos de cosmética solar y que a menudo no se interpreta correctamente.
El FPS (factor de protección solar) es un número que indica cuál es el múltiplo de tiempo al que se puede exponer la piel protegida para conseguir el mismo efecto eritematoso que se obtendría si no se hubiese aplicado ninguna protección. De esta manera se evita el eritema, en comparación con el mismo tiempo de exposición pero sin la protección del filtro solar.
Un valor de FPS elevado no garantiza la protección contra las radiaciones UVA salvo que la fórmula haya sido enriquecida con los agentes absorbentes estos rayos (protectores de amplio espectro).
El FPS es un factor de protección principalmente en relación al eritema producido por UVB. Actualmente no hay un método estándar aceptado uniformemente para medir la protección UVA de las pantallas.
Es necesario aclarar que la aplicación correcta de la pantalla es la única forma de acceder a la protección indicada por los fabricantes. La protección se ve influenciada por algunas condiciones accesorias como la intensidad de la transpiración o el tiempo de inmersión en agua. Aquellos protectores que son resistentes al agua, incluso si sus actividades no incluyen la natación, permanecen en la piel por más tiempo cuando la piel está mojada.
Se deben evitar productos que combinen bloqueador solar y repelente de insectos. El protector solar se debe reaplicar con frecuencia. El repelente de insectos aplicado la misma cantidad de veces puede ser tóxico.
En pieles sensibles a los químicos en los productos de protección solar (inorgánicos) es preferible un protector solar físico o mineral (orgánico) como el óxido de zinc o dióxido de titanio.
Un protector solar biodegradable es un protector solar que se disuelve en el agua o la tierra, sin dejar productos químicos nocivos o minerales. Los ecologistas han determinado que estos tipos de protectores no dañan al medio ambiente. Cualquier crema que dice ser “orgánica” o “biodegradable” debe contener óxido de zinc o el óxido de titanio como su ingrediente principal.
Los términos filtro “orgánico” e “inorgánico” son actualmente recomendados por la FDA en reemplazo de filtros “químico” y “físico” respectivamente
CONSEJOS SOBRE EL USO DE PANTALLAS SOLARES:
- Usar un adecuado Factor de Protección Solar, mayor de 30, siempre que este al aire libre, aún en días nublados, cuando considere que es por poco tiempo y en el invierno.
- Elegir protectores solares que protejan tanto los UVA como los UVB (de amplio espectro) y en lo posible resistente al agua.
- Usar la dosis correcta y uniformemente esparcida.
. Aplicar la pantalla en toda la piel expuesta, 30 minutos antes de salir.
- No olvidar proteger sitios “difíciles”: atrás de las rodillas, orejas, área ocular, cuello, labios y cuero cabelludo en personas calvas.
- Reaplicar cada 2 horas o luego de nadar o transpirar intensamente. Hacerlo sobre la piel seca.
.Evitar uso de perfumes sobre la piel cuando va a exponerse al sol ya que pueden ser fotosensibilizantes.
RECUERDE:
- Que cuanto mayor sea la altitud, su piel se quema más rápido. Además, al comienzo del verano es cuando los rayos UV pueden causar el mayor daño de la piel.
- Evitar la exposición al sol, particularmente durante las horas de 10 de la mañana a 4 de la tarde, cuando los rayos UV son más fuertes (sombra corta riesgo alto).
- Usar protección solar, incluso en los días nublados. Las nubes y la niebla no lo protegen del sol y pueden incluso intensificar los rayos UVB.
- Tener en cuenta que las superficies, tales como el agua, la arena, la nieve, el concreto y áreas pintadas de blanco reflejan la luz y pueden causar quemadura solar
- Personas que hayan recibido transplante de órganos, quimioterapia o radioterapia, deben extremar los cuidados frente a lo RUV ya que el riesgo es mayor
- Resguardarse con la sombra de árboles, sombrillas, etc.
- No utilizar lámparas de sol ni camas para broncearse (salones de bronceado). Pasar de 15 a 20 minutos en un salón de bronceado es mas peligroso que pasar un día al sol
SOLES ARTIFICIALES
La luz UV emitida por las lámparas o cabinas de radiación (mal llamadas camas solares) causan quemaduras y envejecimiento prematuro y potencia el riesgo de desarrollar cáncer cutáneo. Han sido declaradas como un carcinógeno completo por la Organización Mundial de la Salud (OMS)
El deseo de conseguir un bronceado rápido y las exposiciones a este tipo de sistemas de bronceado, potencian los efectos negativos de los rayos UVA.
Por todo ello, hay que evitar el uso de cabinas solares salvo que sea por prescripción médica, dado que hay enfermedades cutáneas como la psoriasis para las cuales la radiación UV puede servir como tratamiento. Esto debe implementarse por personal altamente cualificado y según prescripción del médico especialista.
Referencias
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